10 de agosto de 2012

LA MURALLA DE ÁVILA: FOTOGRAFÍA HISTÓRICA Y MONUMENTAL

Portada del Libro La Muralla de Ávila. Fotografía histórica y monumental. (Ed. 2007)
         La ciudad amurallada es una de las imágenes universales con la que tradicionalmente se identifican Ávila y sus gentes. Rescatar la mirada de nuestros antepasados a através de su representación gráfica o de las viejas fotografías supone entonces revitalizar su atractivo místico y guerrero que tanto cautivó a viajeros y artistas.
     En otra oportunidad anterior ya escribimos del mirador natural de los Cuatros Postes, lugar desde donde mejor se contempla la vieja ciudad medieval, así como del emblemático lugar de la plaza de Mercado Grande presidida por la puerta del Alcázar que es entrada principal al recinto amurallado. Ahora, sin perder de vista aquellos textos que apuntamos en la introducción a la exposición Ávila. Memoria del tiempo (2002) y que luego también retomamos en Los Cuatro Postes de Ávila (2003) y en Ávila dibujada (2005), nos detenemos en la imagen que se proyecta de la muralla como cerramiento del antiguo caserío, dejando fuera antiguos barrios extramuros, y lo efectuamos siguiendo el mismo guión trazado entonces, con igual voluntad multiplicadora de idéntico medio de expresión, pero otorgando el protagonismo en esta ocasión a la muralla, el elemento histórico más identificador de Ávila.
     La mayoría de las reproducciones gráficas que conocemos se hicieron con voluntad de comunicar, informar, publicitar y difundir la imagen artística y monumental de Ávila y su muralla aderezada con tipos populares y pintorescos. Como personaje histórico vinculado a la ciudad sobresale Santa Teresa de Jesús, figura en la que confluyen el rico ideario místico y la realidad material que rodeó su vida en la ciudad natural donde nació.
     En un primer momento, el dibujo, el grabado y la fotograía fueron concebidas para visualizar guías turística, textos históricos, obras literarias, o periódicos y revistas, y en menor medida como estampas coleccionables. Ahora se recuperan como fuente de conocimiento de una época en que la imprenta permitió multiplicar detalles del paisaje arquitectónico y urbano de la ciudad para su contemplación. Hasta la aparición de la fotograía en los medios impresos a finales del siglo XIX, el dibujo y la xilografía se ocuparon de representar tipos y monumentos con los que recrear la vista en la consulta de libros, guías, enciclopedias y artículos. La imagen cumple entonces una doble función, como fuente de conocimiento y como medio de información, producida en especiales condiciones de trabajo artesanal que dan un valor añadido a la actividad artística de dibujantes, grabadores y fotógrafos.
     Las viejas y amarillentas estampas que inmortalizaron los fotógafos ambulantes y algunos aficionados, o aquellas otras que circularon por medio mundo como postales, o las que se reprodujeron en libros y periódicos, tienen en la ciudad e Ávila y su muralla el mismo punto de encuentro. Es lógico entonces que esta imagen, que tanto une a los abulenses y sus visitantes, se convierta en el protagonista de las ilustraciones con las que se quiere enseñar la ciudad milenaria de santos y caballeros.
     La contemplación de la ciudad amurallada desde el horizonte o a los pies de sus muros, ha cautivado a cuantos se asoman a la misma. Tanto, que esta visión de Ávila ha quedado plasmada en fotografías, dibujos, grabados, pinturas, versos, novelas, leyendas y cartas de viaje, entre otras manifestaciones artísticas y literarias. En esta ocasión, volvemos a elegir la fotografía y la imagen gráfica como instrumento que nos servirá para mostrar su evolución histórica. Las vistas seleccionadas son una muestra ejemplar de la importancia de Ávila como fuente de inspiración de multitud de artistas, quienes elevaron la ciudad amurallada a un protagonismo extraordinario en el arte moderno del primer tercio del siglo XX y que todavía perdura en las expresiones artísticas actuales.
     Al mirar la ciudad a através de la muralla enseguida surgen multitud de manifestaciones culturales relacionadas con la historia, las leyendas, la tradición, el arte, la literatura, la religión, la poesía, la pintura, y la fotografía, que se mezclan con el recuerdo de antiguas batallas y vidas de santos, y el trasiego de campesinos, tratantes, molineros, bataneros, curtidores, arrieros y trajinantes.
     Con la aparición de la fotografía, la ciudad de Ávila cobra una nueva dimensión, y especialmente sus muallas, y se convierte a través de la misma en una ciudad impresa en libros, periódicos, revistas, fascículos; una ciudad de inspiración literaria y artística; una ciudad monumental y deseadas; una ciudad turística y viajera; una ciudad pintoresca y castiza; una ciudad histórica y ennoblecida; y finalmente en una ciudad coleccionada como cartas de amor.
La ciudad se multiplica y contagia con la imagen más bella. Su reflejo aparece quieto en la fotografía, y transformada en tarjeta postal ilustrada inicia un viaje imperecedero. Y tanta actividad y movimiento generado en la multiplicación de imágenes hoy se rememora en la moda y manía por poseer, mostrar, e intercambiar una foto o postal antigua capaz de engullir y encerrar toda la historia de una ciudad: Ávila.
     La fotografía nació en 1839 de la mano de las técnicas del daguerrotipo, y pronto esta ciudad imaginada se hizo presente en la vista universal que ofrece el recinto amurallado, aprovechando que la fotografía se había convertido en el mejor medio de propaganda e ilustración de ciudades, paisajes bucólicos, tipos populares y monumentos. El torbellino de vistas urbanas de la ciudad medieval que iniciaron su viaje por el tiempo un siglo atrás sigue todavía cautivándonos como antaño, haciéndolo con la misma fuerza que entonces. La imagen de Ávila trascendió de una forma masiva y abrumadora al encierro de sus murallas para proyectarse universalmente a través de lo que fue la imagen impresa, la moda de enviar postales y el coleccionismo de tarjetas, así como de la vocación artística de fotógrafos creadoras de álbunes monumentales y archivos históricos. Efectivamente, la representación gráfica de la ciudad abulense, es decir la plasmación y reproducción de imágenes y vistas de la misma, o de motivos históricos y pintorescos propios de sus señas de identidad, ha tenido como mejor exponente la fotografía, y una de las perspectivas más significativas que ofrece Ávila es la de su majestuosa muralla.
     El texto que sigue toma como referencia la representación fotográfica de la muralla de Ávila, lo que hacemos acotando el período que termina en los años sesenta del mil novecientos. Ello es así, porque a partir de esta fecha comienzan a proliferar las guías turísticas, los libros ilustrados en todas las disciplinas, también la artística y monumental, y las postales en color, donde la representación de la muralla sigue manteniendo el protagonismo, si bien la similitud de las vistas hace menos atractiva su contemplación, sin que ello reste nada a su grandeza. Lo anterior significa que por el camino habremos dejado algunas lagunas en nuestro discurso, por lo que concluimos destacando las últimas aportaciones que se han realizado en la representación pictórica y gráfica de la muralla.

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