28 de septiembre de 2012

AGENDA

CINE (Cines Estrella)
  • Las aventruas de Tadeo Jones.
  • A Roma con amor.
  • Holmes & Watson: Madrid days.
  • Deep blue sea.
  • Si de verdad me quieres.
  • Posesión (el origen del mal).
  • Head hunters.
  • Los nombres del amor.
  • Matalos suavemente.
  • Brave (Indomable).

EXPOSICIONES
  • Alumnos de los Talleres  (Palacio de los Serrano).
  • Carlos de Gredos: Si llovieran estrellas (Monasterio de Santo Tomás).
  • Ángel Pérez Dimas: Pintura (Palacio de Polentinos).
  • Alba Balmaseda: Arquitectura (Colegio Oficial de Arquitectos).
  • Fenicia Camisnis: Pintura  (Torreón de los Guzmanes).
  • Juan Manuel Encinar: Fotografía (Café-Bar Hedoné).
MÚSICA
  • Amparo Sánchez "Amparanoia"  (Atomiko Café, 4 octubre, 21:30 h.)                                  

27 de septiembre de 2012

LOS LIBROS QUE NO PUEDEN LEERSE


La investigadora María Gabriela Mizraje analiza la “Semana del Libro Prohibido”, que empieza el 30 de septiembre en EE.UU., y arma un catálogo de títulos que, por diversas (y absurdas) razones, fueron censurados a lo largo de la historia.

por    Maria Gabriela Mizraje


     Como en otra his­toria univer­sal de la infamia, desde hace tres décadas, a partir de 1982, acompañando el otoño boreal, un grupo de libre­ros y editores norteamericanos deci­dió em­pujar la ven­ta de textos muy disímiles bajo el aco­tado car­tel de una “Ban­ned Book Week”. En este 2012, la “semana del libro prohibido” está programada para realizarse entre el 30 de septiembre y el 6 de octu­bre. Independientemente de la apuesta comercial que ya lleva tantos años, el itinerario de lecturas que mediante ella recrea­ron estas empresas junto a la Biblioteca del Congreso de Washing­ton D.C. mere­ce un se­guimiento.
     Pueden verse en librerías de las grandes ciudades de Estados Uni­dos libros que a lo largo de siglos la historia le había con­dena­do a la literatu­ra. Bajo una consigna que celebra la li­bertad de leer, en la se­mana especial de ediciones anteriores se han presentado algunos tex­tos que a conti­nua­ción mencionaremos. 
     Es evidente que, siendo funda­menta­les algu­nos, no de­jan de ser, al mismo tiempo, tan sólo ejemplos del a­tropello que el po­der indis­crimi­nado ha ejercido siempre y en cualquier lati­tud, sea éste encarnado por un individuo en una coyuntura minúscula, por una institución o por un Estado. Se trata, no obstante, de censu­ras de muy di­ferente ín­dole (distinta proce­den­cia y desigual es­pesor), a veces incluso colindantes con lo irrisorio, como la que cayó sobre A Light in the Attic (Una luz en el ático) de Shel Silverstein, aunque no por ello, desde ya, menos significa­tivas en cuanto censuras. 
     La censura suele tener aliados: la mafia, la impunidad, la mezquindad, la condición mediocre, la cobardía, la ignorancia –la cual, como quedó demostrado con muchas de las prohibiciones de la última dictadura militar argentina, suele acarrear el ridículo. (Esos señores llegaron a eliminar, por ejemplo, obras como La cuba electrolítica, por confundir la ciencia con el comunismo castrista.)
     Las prohibiciones reconstruibles y los libros ofrecidos bajo el sponsor de la Asociación Norteamericana de Libreros (American Booksellers Asso­ciation) guardan más actualidad de la que desea­ría imaginar­se.

Catálogo de censuras

Si a propósito de Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift, un lector de su época había declarado que no creía en una sola palabra del libro, con lo cual se ponía en juego erróneamente el valor de ver­dad de la ficción, otros valores éticos entraron en la denun­cia de vil y obsceno que tuvo que soportar en Ir­landa, en 1726, recién aparecido.

En español, nuestro clásico Don Quijote de Cervantes fue prohibi­do en Madrid por una sentencia de la novela en la que se dice que los actos de caridad realizados negligentemente ca­recen de méri­to.

Las aventuras de Sherlock Holmes, de sir Arthur Conan Doyle, fueron prohibidas a causa de sus referencias al ocul­tismo y el espiritismo. Esto ocurrió en la URSS en 1929.

Sin novedad en el frente, la exitosa novela de Erich Maria Remarque, fue ve­tada en Alemania y en Italia por contener propa­ganda anti­bélica, en 1933. Antes, en 1929, los ejércitos austría­co y checo ya ha­bían proscripto su lectura y en el mismo año otra pro­hibi­ción la marcó en Boston (Massachussetts) por obscenidad.

Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, fue prohibido en la China de 1931 con la razón de que “los animales no podrían usar lenguaje humano, y es desastroso poner animales y seres humanos al mismo nivel”.

Por quién doblan las campanas, la tan difundida novela de Ernest Hemingway, de la que sólo en el primer año (1940) se ven­dieron 270 mil ejemplares y que fue aún más conocida por su ver­sión cinematográfi­ca, desencadenó más de un problema. Si desde el título –que es una cita de John Donne– la liber­tad estaba en juego, once edi­to­res turcos fueron a juicio en Es­tambul y tuvieron que enfrentar la sentencia de “estar di­fundien­do propaganda desfavorable al Estado”.

Oliver Twist, la famosa obra de Charles Dickens, tuvo que padecer la protesta que en 1949 llevaron a cabo los padres de familia de Brooklyn (Nueva York) porque la inclusión de esa novela en las clases de literatura violaba el derecho de sus hijos a recibir una edu­cación libre de sesgo religioso.

Bury My Heart at Wounded Knee (Entierra mi corazón en Wounded Knee), libro de Dee Brown, fue qui­ta­do de Wisconsin School en 1974 por­ considerarse de sentido in­directo e intención solapada. “Si existe la posibilidad de que algo pueda ser contro­versial, entonces por qué no eliminarlo” fue el argumento justi­ficativo de la censura. Por encima de este episodio del Medio-Oeste, la novela se trasladó a la pantalla chica en 2007.

La mencionada Una luz en el ático recibió además una demanda en una escuela elemental de Wisconsin porque “impulsa a los niños a romper la vajilla para no tener que lavarla”. (Sí, leyeron bien.)

El Diccionario Americano de la Herencia en 1976 se sacó de circulación de va­rias bibliotecas escolares norteamericanas a causa de tener un len­gua­je “obje­ta­ble”.

Ordinary People (Gente común), de Judith Guests, resultó demandada en 1981 des­pués de que un padre de una high school en New Hampshire en­contrara la novela obs­cena y depresiva. 

La biografía de la actriz Doris Day, titulada Doris Day: Her Own Story (Doris Day: su propia historia), fue retirada en 1982 de dos bibliotecas de high schools en Alabama debido a sus contenidos escandalizadores, par­ticularmente en vistas de la imagen de Miss Day que tienen todos los americanos. Pero más tarde, el texto se reincorporó sobre ba­ses estrictas. 

El tan difundido Diario de Ana Frank, que se publicó en 1947 por primera vez, y fue llevado más tarde al cine y al teatro, en 1983 fue ca­li­ficado como realmente deprimente por el Comité en­cargado de los libros de texto en Alabama, y por lo tanto se juzgó mejor ignorarlo. Suspendamos la historia, olvidemos la Segunda Guerra Mundial y todos los horrores del universo: “Felices los felices”, como decía Borges.

En otro extremo del mundo, ya lejos del pormenor estupidizante de esas comisiones de las escuelas medias norteamericanas y cerca de otras terribles realidades, en 1985, un fiscal oficial en El Cairo se apoderó de Las mil y una noches con el fundamento de que “causó la oleada de incidentes de violación que Egipto ha experimentado reciente­mente”.

Volviendo una vez más de Oriente a Occidente, es llamativo lo que ocurrió con Budismo Zen: Escritos se­lec­tos, compila­dos por D. T. Suzuki: en un dis­trito escolar de Mi­chigan se objetó por­que “el libro detalla las ense­ñan­zas de la reli­gión budista de tal forma que el lector po­dría muy po­sible­mente adop­tar esas enseñan­zas y elegir ésta como reli­gión” (1987). En este caso muy particularmente cabe preguntarse qué ocurre entonces con la famosa enmienda de su Constitución, la tan mentada libertad de expresión y la libertad de cultos.

La inocencia te valga

Por todos los ejemplos previos y muchos otros que siguen, se comprende bien que en Estados Unidos hayan vivenciado la necesidad y tenido el sentido de la oportunidad (que jamás es inocente, es decir que siempre también es comercial) de crear la “Banned Book Week”, de la que nunca se ha hablado en la Argentina.

The Dead Zone (La zona muerta) de Stephen King fue sacada de circulación de la biblioteca de una escuela comunitaria en Iowa, en 1987, a causa de “no encajar con las normas de la comunidad”.

El príncipe de las mareas, de Pat Conroy, que más tarde lle­gó al cine junto a Barbra Streissand, fue eliminado en otra es­cuela pública de South Carolina por considerarse “por­no­grafía barata”, en 1988.

The Phantom Tollbooth (traducida como La cabina mágica), obra de Norton Juster sobre el viaje de un niño a la tierra de la sabiduría, fue descartado en 1988 en la Biblioteca Pública de Colora­do sólo porque el bibliote­cario la consideró una fantasía pobre.

The Lorax (El Lorax), por el afable Dr. Seuss (seudónimo de Theodor Seuss Geisel), en 1989 fue objetado en un dis­trito escolar de California por “criminalizar la industria fores­tal”, es decir, por inspirar a los niños la defensa del medio ambiente.

Al mismo tiempo, en varias bibliotecas públicas de Michigan, se objetaba ¿Dónde está Waldo? de Martin Handford, por­que “en al­gunas páginas hay cosas sucias”.

Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, tras ser premiado con el Nobel en 1982, fue eliminado, en 1986, de la lista de li­bros de una high school en California por ser “basura que se hace pasar por literatura”. Para seguir con los latinoamericanos, Gringo viejo (1985) de Carlos Fuentes fue retenida en Guil­ford County después que un padre juzgó su lenguaje demasiado ex­plíci­to como pernicioso, y esto ya a fines del siglo XX (1996). En el mismo año se prohibieron La letra escarlata de Nathaniel Hawthorne y Moby Dick de Herman Melville, ambas por ser “conflictivas en relación a los va­lores de la comunidad” texa­na, en Lindale.

De igual modo, en distintos distritos y escuelas, desde 1996 se censuraron Shakespeare (Twelfth Night) y J. D. Salinger (Catcher in the Rye, traducida como El guardián del centeno), Mark Twain (Las aventuras de Huckleberry Finn), John Updike (Conejo es rico) y A­lice Walker (El color púrpura), entre muchísimos otros. El listado es tan abrumador como exasperantes y grotescas las tachaduras. 

Todos los que mencionamos figuran entre los rescatados para la promoción de las sucesivas semanas anuales del libro prohibido. Más desopilantes algunos argumentos que otros, llenos de falsa moralina a menudo, de hipercorrección según la lógica de lo políticamente correcto otras veces, son aproximadamente cien los títulos que cada año arroja el catálogo de la Banned Book Week, en su reporte Newsletter on Intellec­tual Freedom, amparado en la prime­ra enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de América, relativa a los derechos de li­bertad de expresión y libertad de prensa. La American Library Association (ALA) libra una lucha contra la censura.

Un mapa de la prohibición

Actualmente, Internet contribuye a la aclaración y difusión de la Banned Book Week. Desde Wikipedia hasta los videos de YouTube puede seguirse el hecho, incluyendo una lista de los libros prohibidos por los distintos gobiernos.
     Existe incluso un mapa de la censura. Y, si bien resulta notorio, como ya señalamos, que no deja de ser una estrategia comercial –que no teme ni el uso de procedi­mientos sensacionalis­tas–, el hecho de estas ventas así enca­radas tiene la doble uti­lidad de la reedición de las obras y de la me­moria del derro­tero histó­rico de sujeción que los textos debieron atravesar. 
La invitación mercantil es sencilla: llévelo y ahora podrá leer usted mis­mo lo que en otro lugar o en otro tiem­po le habría sido imposi­ble. No deje que otros decidan por usted; compre y sea su propio censor.
No pocos de los textos de la lista de la cadena de librerías Borders, junto a otras firmas, de­ben su auto­ría a mujeres o las tienen como princi­pal referente, aunque no sea aquí el géne­ro sexual la categoría de­terminante. 
Algo del orden de la condición femeni­na y de los ava­tares sexua­les, así como del sistema de creencias reli­giosas y espe­cial­mente de la in­convenien­cia de la fan­tasía, entre otros ras­gos, envuel­ven es­tas censuras; claro que los sucesos más reso­nan­tes corresponden a razones de explícita polí­tica esta­tal. 

La muy difundida Im Westen nichts Neues, a la cual nos referimos hace un momento, fue una novela en folletín que empezó a pu­blicar­se en 1928 y cuyo título en español más lite­ral­ sería: En el frente del Oeste no hay novedad; fue tra­du­cida a quin­ce idio­mas en menos de un año, la ver­sión inglesa la conoce como All Quiet on the Western Front y entró tam­bién con éxito reso­nante al cine, gracias al cual solemos conocerla como Sin novedad en el frente; como puede obser­varse en la doble prohibición de esta obra (por antibelicismo y por lasci­via), es fácil para ciertos intereses confundir las cosas, los términos del amor, cuando la única obscenidad es la que está fuera de la obra y anima a los censores, la del criterio defensor de la guerra entendida como un gran negocio.

Los textos y sus prohibiciones atestiguan algunos cruces imposibles, el de la fanta­sía que no se concilia con el pragma­tismo, el de la ex­pan­sión del deseo que no puede comulgar con el puri­tanismo; las inflexiones de la ideo­logía liberal, en mu­chos de los casos ante­rior­men­te men­ciona­dos, se ven en peli­gro. Cómo acep­tar, por ejem­plo, en el uni­verso de la efi­ciencia y la efica­cia a toda costa, algo que de­prima (tal es el caso de Gente común o de gente como Ana Frank). 

Un denomi­nador unificante puede hallarse en esas perspec­ti­vas: la vi­sión de la lite­ratura como enseñanza, letra que debe cumplir con el objetivo po­lítico-social de adoctri­nar y que en la medida que se aparte de lo espe­rable, por incu­rrir en diferentes exce­sos, será eliminada.
Se trata de una fun­ción paradigmática asignada a la litera­tura. Ella mos­trará una y otra vez modelos de vida, ella deberá trans­mitir algo del orden de lo real y de lo verdade­ro, sin des­cuidar al mismo tiempo la aparien­cia. Parece que a través de los siglos esa in­tención normativa, para ciertos sectores, en lo esencial, poco ha cambiado; sólo se han impuesto los ajustes ade­cuados a cada co­yuntura. 

Nuestro país no lo ignoró nunca. Si decidiéramos hacer la his­toria de las prohibiciones en la literatura argentina –que conoce también con cierto énfasis la autocensura–, de Rodolfo Walsh a Esteban Echeverría, tendríamos que ir aún más atrás, y por ejemplo, releer con estupor a Manuel José de La­vardén, quien, en 1789, lleva a escena El Siripo [ver recuadro]. Para lograrlo, debe corregir el texto (sacrificar la letra) y escribir algunas cartas (para obtener favores). Triunfo o derrota. 

En la excesiva adecuación a un medio también gana la censura, así como en la estupidez se enseñorea el ridículo. Vale la pena estar alertas porque las prohibiciones suelen durar mucho más que una semana, tiempo en que los libros así como la gente común definitivamente tienen mucho que perder.

22 de septiembre de 2012

LA ESPAÑA DE ALFONSO XIII: EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA

Exposición Fotográfica : La España de Alfonso XIII

        Es una muestra que comprende fotografías, proyecciones y música ambiental, ha sido organizada por la Confederación Española de Centros de Estudios Locales, que agrupa 60 centros en diferentes localidades de la geografía española,  presentándose ahora en Ávila con el patrocinio del Ayuntamiento. Todo ello, atendiendo a la propuesta que formuló el Institut d’Estudis Baleàrics en la asamblea de la Confederación, celebrada en Albacete el 2002, con la finalidad de desarrollar un proyecto común entre los centros interesados.  
     Las 284 fotografías seleccionadas ha sido aportadas por 20 centros de la Confederación y por diferentes archivos histórico-provinciales, municipales, Patrimonio Nacional y privados. Corresponden a 48 localidades donde la CECEL  tiene centro de estudios asociado, a través de las cuales se hace una muestra grupada en las siguientes secciones : 

•  Personajes y acontecimientos: Alfonso XIII, Mª Cristina, la Infanta Isabel y otros miembros de la família real, políticos como Práxedes Mateo Sagasta, Antoni Maura, Miguel Primo de Rivera, el financiero Joan March, el infante Alfonso de Orleans, los viajes reales, la boda real, y el atentado, referencia a la guerra de Marruecos, la inauguración de la Exposición Universal de Barcelona y el entierro de la Reina Maria Cristina. 
•  Vida cotidiana: Fiestas, procesiones, indumentarias, mercados, fuentes públicas, profesiones, atracciones ambulantes, ferias, desfiles, balnearios, costumbres y ambiente en general. 
•  Vistas urbanas y rurales, en la que aparecen destacadas perspectivas de las diferentes poblaciones, con las peculiaridades de la época. 
•  Cultura, Educación y Deporte: personajes, edificios docentes, aulas de dibujo, catecismo, clases de gimnástica, la evolución del deporte Atletismo, fútbol, ciclismo tenis tiro de pichón y natación. 
•  Medios de transporte: De los globos y dirigibles a los aviones, pasando por los tranvías de tracción animal, trenes urbanos, ferrocarriles y barcos. 










17 de septiembre de 2012

AVILA ROMANTICA EN LA FOTOGRAFÍA DE J. LAURENT (1864-1886)

Portada del libro Ávila Romántica

     Este es un libro de imágenes que narra la historia gráfica de una ciudad en un discurso contemplativo de una época histórica detenida en el tiempo, la misma que cautivó al movimiento romántico del convulsivo siglo XIX. En este periodo, la ciudad de Ávila recupera el esplendor medieval y renacentista como forma de representación de una especial atracción revitalizadora de su grandiosidad monumental heredada de un pasado floreciente. Ello se produce gracias a la fotografía de J. Laurent (1816-1886), un fotógrafo francés que retrató España al gusto de los viajeros extranjeros que encontraban en la península  extraordinarios contrastes de belleza artística, pasión y patriotismo, aventura y tradición, libertad y miseria humana.

     Los viajeros europeos apreciaban en Ávila la panorámica medieval que dibuja su fabulosa muralla, donde se intuyen atractivas formas de vida tradicional y viejas costumbres, un sentimiento romántico que se contrae en hermosas arquitecturas de antiguos templos y palacios, así como en su representación histórica. Laurent se acerca hasta Ávila aprovechando las ventajas del moderno transporte ferroviario recientemente inaugurado en 1864. La ciudad presentaba entonces la misma imagen que había descrito el poeta Gustavo Adolfo Bécquer en la crónica de la apertura de la línea del Norte por la reina Isabel II: “Casi perdida entre la niebla del crepúsculo y encerrada dentro de sus dentellados murallones, la antigua ciudad, patria de Santa Teresa, Ávila, la de las calles oscuras, estrechas y torcidas, la de los balcones con guardapolvo, las esquinas con retablos y los aleros salientes. Allí está la población, hoy como en el siglo XVI, silenciosa y estancada".


     En  la primera visita a Ávila, Laurent recorre sus calles y después de admirar el caserío monumental retrata la basílica de San Vicente; la casa palacio de Pedro Dávila, Marqués de las Navas; la casa palacio de Juan Vázquez Rengifo; la catedral del Salvador proyectada por elmaestro Fruchel en el siglo XII; el antiguo hospital de Santa Escolástica que se encontraba en ruinas; el abandonado palacio de Polentinos que años después fue adquirido por el Ayuntamiento para la Academia de Administración Militar; la iglesia de Mosén Rubí; el Palacio de Blasco Núñez Vela, entonces cuartel de milicias y academia militar; el convento e iglesia de Santa Teresa de Jesús; la plaza del Mercado Grande con el edificio de la alhóndiga; la puerta del Alcázar que da acceso al recinto amurallado desde el Mercado Grande; el convento de Santo Tomás; y la ciudad  amurallada  vista desde el humilladero de los Cuatro Postes. Como puede observarse, no toda la ciudad monumental fue retratada, pero sí, quizás, la más significativa. 









16 de septiembre de 2012

CERTAMEN FOTOGRÁFICO: LA OTRA MURALLA


CERTAMEN FOTOGRÁFICO
LA OTRA MURALLA II

ASOCIACIÓN CULTURAL ARTES DE ÁVILA

ASOCIACIÓN CULTURAL ARTES DE ÁVILA (ACADA). REGISTRO ASOCIACIONES: GRUPO 1. Nº 592271 CIF: G05230800 con domicilio social provisional en Calle Valle del Corneja nº1 local 11, convoca el concurso fotográfico “La otra Muralla II” Certamen fotográfico que pretende explorar desde un punto de vista no tradicional, las múltiples lecturas del monumento más significativo de la ciudad de Ávila.

A modo de introducción

     Son muchos los artistas que a lo largo de la historia han plasmado en su obra el elemento más representativo de la ciudad de Ávila: la Muralla. Las vistas típicas, desde diferentes lugares, han sido las más exportadas fuera de nuestra ciudad, repitiéndose una y otra vez: Lienzo Norte, Puerta de San Vicente, Espadaña, Puerta del Carmen…Con nieve, sin nieve, con iluminación, sin iluminación.
     El reto que planteamos ahora a los fotógrafos es el de realizar una serie de fotografías de nuestra muralla desde otros puntos de vista. Será la IIª Edición de este evento. En la primera ocasión, este certamen fue planteado a nivel interno para los miembros de la asociación. “La otra muralla I” reunió el trabajo de 15 fotógrafos que, a través de sus objetivos, buscaron y encontraron nuevos encuadres, visiones imposibles, texturas, otras formas distintas de mostrar el emblema de nuestra ciudad. Para esta ocasión pretendemos ampliar la convocatoria y convertirla en un concurso abierto.
     Al fin y al cabo lo que nos preocupa es ahondar sobre las múltiples lecturas que tiene este insigne monumento. Apostamos por la fotografía contemporánea ya que consideramos que es un medio actual, popular y accesible y sobre el que están desarrollándose continuamente interesantísimos trabajos.

1.  Cómo participar

     Podrán participar los fotógrafos (aficionados y profesionales) de cualquier nacionalidad y mayores de edad que presenten sus obras a título personal (quedan excluidos los miembros del jurado y de la organización de este concurso). Cada participante podrá presentar un máximo de 3 fotografías, en soporte libre y un tamaño máximo de la obra de 30 x 45 cm, las cuales deberán haber sido realizadas por el propio participante-autor de las mismas, además de no haber sido publicadas, exhibidas y/o haber participado en cualquier otro concurso. No podrá ser presentada ninguna fotografía cuyos derechos de propiedad intelectual no pertenezcan íntegramente y sin excepción al propio participante del concurso.

2.  Forma de presentación y envío

     Al dorso de cada fotografía se hará constar el pseudónimo elegido por el participante, y el título de la fotografía. En un sobre cerrado identificado con el pseudónimo y titulo de la obra, se adjuntara la ficha de inscripción una por cada fotografía.
La fecha límite para la recepción de las obras son las 24:00 h. del día 30 de septiembre de 2012.
Las fotografías deberán entregarse o enviarse a la siguiente dirección:
A.C.A.D.A Calle Valle del Corneja Nº1 local 11 – Ávila – 05002 – España
-
3. Premios

- Premio - Ayuntamiento de Ávila: 250 €

4. Jurado

     El jurado estará compuesto por: un represéntate por cada uno de los grupos políticos que conforman el ayuntamiento de Ávila, un representante de la asociación cultural artes de Ávila (A.C.A.D.A.), un representante de la Galería Artes y varias personas relacionadas con el mundo de la fotografía, la cultura y el arte local.

5. Exposiciones

     Del 5 al 30 de Octubre. Inauguración el viernes 5. Todas las fotografías se expondrán en la céntrica Sala de la Casa de las Carnicerías en Ávila. Exposición virtual en la web del Ayuntamiento www.avila.es, www.artesgaleria.com  y www.boletinacada.blogspot.com.es

6.  El tratamiento fiscal

     Del importe de los premios será el previsto en el apartado 7º del artículo 101 de la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y la modificación prevista en el Apartado 4 de la Disposición Adicional Trigésimo Quinta del Real Decreto-ley 20/2011, del 30 de diciembre, de medidas urgentes en materia presupuestaria, tributaria y financiera para la corrección del déficit público.

7.  Derechos de propiedad intelectual y derechos de imagen

     El autor de la fotografía ganadora Premio “Ayuntamiento de Ávila” cede, de manera gratuita, los derechos de explotación de su fotografía, (comunicación pública, reproducción y distribución por el Ayuntamiento de Ávila).
Los participantes del concurso que así lo deseen autorizan a ayuntamiento de Ávila y a A.C.A.D.A a reproducir, utilizar y difundir su obra, nombre y apellidos en cualquier actividad publicitaria y/o promocional que esté relacionada con este concurso y aquellos que asistan al acto de entrega de premios, consienten la utilización por parte de ayuntamiento de Ávila y a A.C.A.D.A reproducir cualquier imagen obtenida en el transcurso de dicho acto.

8.  Aceptación de las bases

     La Asociación cultural artes de Ávila se reserva el derecho de excluir del concurso a aquel/los participante/s que, a su entender, hubiera/n participado de forma incorrecta y/o fraudulenta, incluso aunque hubiere resultado ganador del concurso. La participación en el concurso implica necesariamente la aceptación de las presentes bases. Estas bases estarán disponibles durante el tiempo en el que esté vigente el Concurso “La otra muralla II “en el
www.boletinacada.blogspot.com.es

9. Devolución de las obras

     A todos los participantes que lo soliciten sus obras le serán devueltas por el medio que indique a portes pagados en destino, el resto quedara custodiadas por ACADA, pudiéndose recoger en la sede provisional de ACADA C/ Valle del corneja nº 1 local 11 Ávila 05002 a partir del día 5 de Noviembre.


Ficha de inscripción

- Pseudónimo.

- Título de la obra.

- Nombre y apellidos del autor

- D.N.I. del participante.

- Domicilio y teléfono de contacto

- Correo electrónico de los participantes (e-mail).

- Si NO Autorizo al ayuntamiento de Ávila y a ACADA la libre reproducción de mis obras presentadas.
- Si NO Deseo que se me devuelvan mis obras (indicar tipo de transporte) a portes debidos.
- SI NO (Una vez adjudicado el premio) deseas que a nivel promocional aparezcan tus datos al lado de tus obras expuestas

- Nombre apellidos - Dirección - Teléfono -Pagina web -Correo electrónico
(Táchese lo que no proceda)

     Deberá rellenarse (por favor escribir con letras mayúsculas) la ficha de inscripción, una por cada obra presentada, una vez cumplimentado los datos recuerde guardar este formulario en un sobre, cerrado con el pseudónimo y el titulo de la obra escrito en el exterior del sobre, pegando este en el reverso de la fotografía.

Para cualquier duda ponte en contacto con el correo electrónico acartesavila@gmail.com o al teléfono 646611116.


EN EL ESTANQUE DORADO DE LA RED



Modelos del blog de moda Advanced Style

¿Hay algo más triste que oir decir a alguien con cuarenta años que la música, el cine o la literatura de su "època" era la mejor??? "Nuestra època", es desde que se nace hasta que se muere, al menos para los que tienen curiosidad por el mundo en el que están, para los que de verdad quieren vivir la vida, y no que la vida les viva a ellos.

Toda esta soflama introductoria viene a cuento porque 2012, es el año Europeo del Envejecimiento activoy por una iniciativa bibliotecaria que no tiene nada de europea pero que nos ha gustado especialmente. Proviene de Nueva York, ciudad frenéticamente activa, en la que su red de bibliotecas públicas ha creado un plan de formación para mayores de 65 que quieran aprender a manejar Facebook.


Publicidad de Eldy, un navegador para la tercera edad

Una estupenda iniciativa de la que deberíamos tomar nota. Nuestra oferta en cuanto a redes sociales o innovaciones tecnológicas, descuida muchas veces a un colectivo al que todos (con suerte) vamos a pertenecer más tarde o más temprano. Mientras hay curiosidad hay vida, y solo hace falta repasar a algunas personalidades de los más distintos ámbitos, para constatar que más allá de los condicionamientos físicos que imponen los años, mantener viva la mente es un seguro de longevidad.

Riefenstahl, segunda vida a los 70 en África
Ejemplos tan apabullantes como la increíble vejez de la actriz y directora de cine alemana Leni Riefenstahl, que tras superar décadas de ostracismo por su pasado nazi, renació gracias a su talento fotográfico en África, ya con 70 años. Susmíticas fotografías de la tribu de los nuba (con la que convivió siendo ella anciana) hicieron que se volviera a reconocer su talento mundialmente. Y no contenta con ello, a la edad de 80 años, se dedicó a la fotografía submarina, e incluso llegó a sobrevivir a un accidente de helicóptero en la estepa africana, en uno de sus rodajes, a la edad de 97 años. Por supuesto dos años después, en 2002, estrenó su último film.

Hessel arengando a la juventud
Y, ¿qué decir deStéphane Hessel? Un nonagenario capaz de inspirar un movimiento como el de los indignados a nivel mundial, gracias a su opúsculo titulado (no por casualidad):¡Indignaos!

Y cuyo sosias ideológico en España, es el escritor también cercano al siglo, José Luis Sampedro, que se ha convertido en la voz más respetada en los movimientos que pretenden un cambio en nuestra sociedad.

Friedman, gurú del liberalismo
económico

No por casualidad, sacamos también a colación al economista Premio Nobel, (héroe para unos, villano para otros) que inspiró desde la Escuela de Chicago todas las teorías neoliberales que tanto combaten Hessel o Sampedro:Milton Friedman, también al jubilarse a los 65, creó junto a su esposa un programa de televisión (Libertad para elegir) con el que publicitó sus teorías respecto al modelo económico por él defendido.

Chavela, escuela de vida

Y tantas otras figuras, como el director de cine portuguésManoel de Oliveira, cuya última película data de 2010, con 104 años; o la recientemente desaparecidaChavela Vargas, cuya apasionante vida conoció un último capítulo de esplendor que la convirtió en leyenda cuando ya había alcanzado los 70 años.

Vidas ejemplares, ejemplos edificantes que de poco servirán a los que de jóvenes no tenían curiosidad (ya es sabido que los años no dan la sabiduría), pero que en cambio sí que pueden servir para inspirar a los que quieran vivir hasta el final, tengan veinte o noventa.

Y por terminar con música y longevidad, recordar que la más impactante actuación en el reciente jubileo de la reina Isabel II de Inglaterra (claro ejemplo de regia ancianidad con 60 años en el trono) fue la protagonizada por una fiera con sesenta y cuatro años y un hula-hop, que dejó con la boca abierta a más de uno. Otra figura ejemplar sería la de la cantante Shirley Bassey que alcanzada la edad en la que algunos se jubilan, se alió con lo más rabiosamente actual del momento, para crear un clásico imperecedero:History repeating



Fuente: Blog de la Biblioteca Reional de Murcia

12 de septiembre de 2012

CÓMO COMPRAR UN LIBRO SIN TEMOR A EQUIVOCARSE

Por: David González


El lector que busque descubrir una nueva novela o encontrar libros afines a sus gustos literarios tiene varias posibilidades tanto en el mundo físico como en internet. Las sugerencias del librero especializado conviven con las posibilidades de recomendación social `on line´o los clubes de lectura digitales. Son viejas y nuevas fórmulas de buscar, encontrar y comprar un libro sin temor a equivocarse.
La búsqueda de un buena lectura o el placer de descubrir un libro que case con nuestros gustos literarios siempre tienen en la curiosidad y en la recomendación sus mejores aliados.
Un paseo por una librería, la figura del librero como cicerone de nuestra próxima lectura o participar en tertulias o clubes literarios han sido las mejores fuentes de descubrimiento de autores y sus obras. Muchos lectores acuden a las librerías especializadas en novela negra, cine o gastronomía, por ejemplo, para deambular entre los anaqueles temáticos, curiosear entre portadas, sinopsis y leer los primeros capítulos.
El librero como cicerone 
Allí, los libreros detectan los gustos de sus clientes y les aconsejan primeras novelas de un escritor o libros y autores similares al género que demandamos.
Así, una anterior lectura nos lleva a otra. Si nos gustó Stieg Larsson, por ejemplo, es obvio que en las estanterías temáticas de la librería encontremos a sus herederas naturales, como son Camilla Läckberg, Äsa Larsson o Mari Jungstedt.
Sin embargo, ahora, internet también se presenta como antesala de la decisión de compra de un libro. En la red también se extiende el denominado sistema de lectura social y las propuestas automáticas de recomendación.

Prescriptores online 
Cuando indagamos en una librería online un libro de Almudena Grandes, un sistema de algoritmos nos enseña sus títulos anteriores o bien aquellas novelas equidistantes que también han buscado otros lectores. Confluyen así el género y la temática gracias a los metadatos de los buscadores de las librerías virtuales.
Además, las observaciones de los usuarios bajo el campo de comentarios de cada título también se presentan como aliciente. Muchas de ellas, bajo la clasificación de tres, cuatro o cinco estrellas, en el método de recomendaciones que puso de moda Amazon, incentiva a leer las opiniones, coincidir o discrepar.
Si creemos en la valoración de un lector de nuestros mismos gustos literarios podemos seguir la pista de los libros que también ha recomendado en la web de compra. Ese lector se transforma en nuestro prescriptor fiel y creamos comunidad.
Una vez llegamos al libro, ojear desde la pantalla los primeros capítulos en Amazon, Boquo (Casa del Libro) o Google Play se convierte cada vez más en un hábito previo a la compra de los lectores. Si esas primeras páginas enganchan, el título quizás acabe en las estanterías domésticas. 
Clubes de lectura 
Las actividades de los clubes de lectura que emprenden las bibliotecas públicas o algunas librerías dentro de sus actividades literarias aparecen, además, como antesala a la decisión de adquirir un libro.
El café librería La Buena Vida, por ejemplo, mantiene todos los martes un club de lectura de pago con escritores y editores. En el mundo virtual, este modelo lo están implantando también las editoriales en sus redes sociales y portales verticales.
Los encuentros digitales aparecen como tendencia en los últimos meses. Carmen Amoraga, finalista del Premio Planeta, por ejemplo, convoca a sus seguidores en Facebook para charlar sobre su reciente nueva novela El rayo dormido.
Las editoriales replican en internet el modelo de club de lectura, que cuenta con gran tradición en los países anglosajones. En los últimos meses, plataformas de libros en la nube, como 24symbols, y las redes sociales de lectores Libros.com y QueLibroleo.com lanzaron también sus propios clubes de lectura digitales.
Cada mes, se propone una novedad literaria y 24symbols da acceso gratis al título para que los lectores comenten y debatan sus impresiones en dichas redes sociales.
Todo cuenta. Ahora, la confianza del librero también se complementa con la recomendación de los propios lectores, tanto en las plataformas online como en dichos clubes de lectura digitales. Son viejas y nuevas fórmulas de buscar, encontrar y comprar un libro sin sentir el temor a equivocarse.

10 de septiembre de 2012

COMO ENSEÑAR A LOS NIÑOS A ODIAR LA LECTURA





     El autor previene a padres y madres para que no provoquen en sus hijos aversión por la lectura; les recomienda no comparar los hábitos lectores de sus hijos con los suyos propios a su edad; les advierte que deben respetar sus gustos, entre los que destaca el cómic, un género que muchos adultos rechazan por no considerarlo literatura. También considera que forzarles a leer es contraproducente, del mismo modo que es erróneo proponerles la lectura como alternativa a otros entretenimientos como la televisión.


Presentar el libro como alternativa a la TV

     Ésta es, quizá, una de las estrategias más eficaces para que nuestros hijos se alejen cabezonamente de los libros. Por un lado, porque para ellos la televisión es uno de los inventos más maravillosos y útiles de la historia de la humanidad. Y, por otro, porque los chicos no son tontos y piensan: «Oye, papi, si te parece que ver la tele es perder el tiempo, ¿por qué mamá y tú os pasáis todos los días varias horas delante del televisor?»

Además, somos tan poco delicados con sus gustos y aficiones que les decimos que tienen que leer en vez de mirar la tele, que han de coger los libros de la escuela «... en lugar de perder el tiempo con esas estupideces». ¡Viva el respeto a las ideas ajenas!

Para los niños la TV no es una «estupidez» sino un entretenimiento divertido, ameno y útil. Tal vez objetivamente sea cierto que le dedican más tiempo de lo necesario, o que se refugian a veces «en aquel estado de semiinconsciencia en el cual el telespectador cae después de cierto tiempo, y del que es síntoma la total pasividad con la que acepta cualquier programa de la pequeña pantalla, sin escoger y sin reaccionar».

Pero no podemos olvidar que los méritos educativos de la TV superan a sus deméritos: enriquece el punto de vista, nutre el vocabulario, acerca una cantidad inverosímil de informaciones, enriquece el bagaje cultural de los niños… Sí, no seamos obtusos: ¡en cuántas casas el encefalograma cultural es absolutamente plano! Aunque sea discutible su calidad, la tele transmite cierta cultura.

Y no olvidemos que desde el punto de vista psicológico, negar una distracción, «una ocupación placentera (o sentida como tal, que es lo mismo), no es el modo ideal de hacer que se prefiera otra: será más bien el modo de echar sobre esta otra una sombra de fastidio y de castigo». 

Enfrentando los libros a los cómics

     Cuántas veces escuchamos de pequeños a algún adulto sabiondo escupirnos la frasecita: «¡Deja de leer tebeos, que son una tontería!» Nuestro maestro o nuestro padre amenazaba: «¡Te quemaré todos los tebeos si no te veo leer!». «¿Sólo un suficiente en lengua, eh? A partir de mañana se acabaron los tebeos»...

Hemos olvidado lo mal que nos sentíamos cuando nos prohibían abrir la páginas de El guerrero del antifaz, Corto Maltés, Flash Gordon, Tintín, El Capitán Trueno, Mortadelo y Filemón… Y ahora somos nosotros los que castigamos a nuestros hijos sin leer sus tebeos de Bola de Dragón, Spiderman o Sinchán.

En este caso prohibir no sirve para nada porque acabarán leyendo tebeos escondidos en el cuarto de baño como hacíamos nosotros, o en casa de un amigo.

Los cómics no pueden ser considerados en sentido estricto un subgénero de la literatura, pero su función de puente hacia lecturas más canónicas es indiscutible. En medio de las cenagosas y obligatorias lecturas escolares, las aventuras de los tebeos suponen una ventana por la que penetra un mundo fantástico e ilusionante.

Verne, Salgari, Gordon, Blyton, Agatha Christie… han sido para muchos de los adultos de hoy la lectura más estimulante, más instructiva y probablemente la más educativa de su infancia, aunque los críticos literarios podrían hablar de «subliteratura».

El cómic –nos recuerda Rodari– «posee la función de nutrir y alimentar la necesidad de aventuras, de comicidad de rápida consumición y renovación constante: es manejable, es económico, es cambiable. Los niños no tienen necesidad sólo de buenas lecturas».

No existe relación de causa-efecto entre la lectura de tebeos y el rechazo de los libros «de verdad»: todos conocemos chicas y chicos (también adultos) que leen mucho y con la mano izquierda cultivan también el huertecillo de los tebeos.

Cuando yo era joven los chavales leíamos más

     A menudo tenemos la tentación los adultos (y raras veces la resistimos) de añorar nuestra infancia porque guardamos de ella un recuerdo distorsionado por el paso del tiempo y la necesidad de idealizar lo que no tenemos. La memoria es una aduladora y engaña hábilmente, pero es difícil darse cuenta de ello.

¡Cómo se leía cuando éramos pequeños! ¿De verdad? ¿Cuándo? ¿Hace cien años, cuando la mayoría de los españoles eran analfabetos? ¿Hace cuarenta años, cuando varios millones ni siquiera sabían leer? Además, los que leían más eran los hijos de la burguesía, porque lo que es el resto de los mortales, trabajadores y clase miserable, no tenía dinero para comprar unos libros que no poseían ni siquiera un aspecto medianamente atractivo porque sus ediciones eran en muchos casos vulgares y cutres.

«Antes había buenos libros para los niños». No intentemos que nuestros hijos añoren un pasado que no es el suyo porque no pueden identificarse con la nada. Y, volvemos a recordar otra incoherencia adulta: «Papi, si los libros que tenías de pequeño eran tan buenos y te gustaban tanto, ¿por qué no conservas ninguno?».

Los niños de hoy teneis demasiadas distracciones

     «…Y por eso leéis tan poco». La catastrófica organización del tiempo libre de nuestros hijos no es la causa de que no lean. Unas veces el tiempo libre no es más que «tiempo vacío», tiempo desaprovechado porque los padres no enseñamos a nuestros pequeños a convertirlo en un ocio creativo y estimulante.

Otras veces su tiempo libre, el no ocupado por las tareas escolares, se barniza con una neurótica obsesión por las «clase de…»: les obligamos a aprender informática, piano, inglés, ballet, artes marciales, danzas húngaras… ¿Cuándo tienen un ratito para abrir un libro de Literatura Infantil con la garantía de no quedarse dormidos por el agotamiento?

En muchas de nuestras ciudades no hay espacios para jugar, ni espectáculos medianamente creativos y enriquecedores para niños, ni bibliotecas, ni cosas por el estilo. En nuestras casas urbanas no hay sitio para el cuarto de los niños entendido como espacio íntimo e infranqueable...

Sí, es cierto, hoy en día hay más distracciones, pero su compatibilidad con los libros puede ser factible pues no depende «del número y de la calidad de los pasatiempos (es decir, de las ocupaciones más libres y por esto más queridas, y por esto de mayor eficacia educativa) sino del lugar que el libro ocupa en la vida del país, de la sociedad, de la escuela».

Echando la culpa a los niños de que no prefieren los libros

     Echar la culpa a los niños, además de fácil, es comodísimo, porque sirve para ocultar las propias culpas. Reconocemos que los niños no leen lo suficiente, pero hay demasiadas casas en las que jamás entra un libro, hay millares de licenciados sin biblioteca, hay muchos padres que no leen siquiera el periódico, y después se sorprenden si los hijos hacen como ellos, hay responsabilidades de la escuela y del Estado... En las editoriales para niños, el criterio comercial prevalece siempre sobre el criterio pedagógico.

«Acusado como el único responsable de una situación compleja y agravada aún por la crisis de los ideales educativos hasta ayer pacíficamente aceptados, el niño reacciona como puede: largándose a jugar al patio, o escondiendo bajo la almohada su querido álbum de cómics».

Transformando el libro en instrumento de tortura
  
     Este sistema se aplica intensamente en muchas escuelas: los maestros obligan a los niños desde preescolar a copiar página por página su primer libro de lectura. Tras esta tarea, que para el niño no tiene sentido ni interés alguno, se añade la división en sílabas. ¡Si supiera cómo se divierten! Con el tiempo llega el análisis gramatical y después hace su entrada triunfal el análisis lógico, el resumir, el aprender de memoria, etc. Todos esos ejercicios multiplican las dificultades de lectura y en lugar de facilitarlas, le quitan al libro cualquier capacidad de entretener, de conmover, de interesar.

 «La lectura no es ya un fin a perseguir laudablemente, sino un medio para actividades más serias, o que se presuponen como tales. El libro que entra en la escuela bajo el esquema del rendimiento escolar produce respuestas puramente escolares: no es algo hermoso y bueno de lo cual se tiene necesidad, sino algo que utiliza el maestro para expresar un juicio».
  
Negarse a leer al niño

     Este Al narrar o leer un cuento al niño la intimidad, la confianza, la comunión entre padres e hijos se expresan de un modo único e irrepetible. Pero hoy en día pocos padres tienen tiempo y ganas de leer un cuento a sus niños. Compartir la lectura es «promover el libro de mero objeto de papel impreso a intermediario afectuoso, a momento de la vida».

No ofreciendo una eleccion suficiente

     Si el abanico de materiales de lectura que ofrecemos a nuestros hijos no es variado y rico, su rechazo a los cuentos puede significar tan solo que le gustan otro tipo de lecturas: libros documentales, tebeos, prensa deportiva, revistas juveniles, lecturas digitales, etc. Favorezcamos la creación de «su» biblioteca personal, que iremos enriqueciendo consultando sus gustos y momentos lectores.

Ordenando leer

     Éste es el método más eficaz si se quiere que los jóvenes aprendan a odiar los libros. Es seguro al ciento por ciento. Facilísimo de aplicar. «Se toma a un muchacho, se toma un libro, se colocan los dos en una mesa y se prohíbe que el trío se divida antes de determinada hora. Para garantizar el éxito de la operación, se anuncia al muchacho que al finalizar el tiempo estipulado deberá resumir las páginas leídas».

El joven sacará una lección por su cuenta que no olvidará en lo sucesivo: hay que leer porque los mayores lo mandan.
No decimos que no sean necesarias las lecturas obligatorias. El niño las aceptará si a cambio le damos oportunidad de leer dentro del tiempo escolar lo que le dé la gana, sin pedirle nada a cambio.

«Una técnica se puede aprender con pescozones: así la técnica de la lectura. Pero el amor por la lectura no es una técnica, es algo bastante más interior y ligado a la vida y con pescozones (reales o metafóricos) no se aprende».