16 de agosto de 2012

HOMENAJE A JACINTO HERRERO




        El Ayuntamiento de Langa rendirá este viernes, 17 de agosto, un homenaje a título póstumo al sacerdote, profesor y poeta Jacinto Herrero Esteban, quien fuera uno de sus hijos más ilustres, fallecido el pasado 19 de diciembre de 2011.
         El acto, que tendrá lugar a partir de las 13,00 horas y en el que se intentará dibujar la figura de Jacinto Herrero desde diferentes perspectivas, que ofrecerán algunas de las personas que mejor le conocieron en su vida, contará con la presencia de José Luis Gutiérrez Robledo, Miguel Ángel Espí, José Jiménez Lozano o José Luis López Narrillos, entre otros. En principio, Jose Luis Gutiérrez Robledo, glosará la figura de Jacinto Herrero desde el punto de vista académico; Miguel Angel Espí hablará desde el punto de vista de la amistad que mantuvo con él; otro ilustre vecino de Langa, Jose Jiménez Lozano, se adentrará en la vertiente literaria de Jacinto Herrero; mientras que José Luis López Narrillos lo hará a través de su poesía. Está previsto que también intervenga un familiar de Jacinto Herrero para que hable desde el punto de vista de la familia y dé su visión de lo que representó para ellos la figura de Jacinto Herrero. Para culminar esas intervenciones, está previsto que se lean algunos de los poemas de su obra. Al finalizar el acto, un familiar descubrirá un retrato de Jacinto Herrero que   se ubicará en la Biblioteca Municipal de la localidad morañega.
         Autor de una amplia obra poética, entre la que destaca ‘Ávila la casa’, fundó la colección de poesía ‘El toro de granito’ donde, entre otros, publicó a sacerdotes y escritores nicaragüenses con los entabló amistad durante su estancia en aquel país, como Pablo Antonio Cuadra y Ernesto Cardenal. Fue galardonado con los premios de poesía Anthropos, Jaime Ferrán, Rocamador y en 2005 con el Fray Luis de León por ‘La herida de Odiseo’. El Ayuntamiento de la capital abulense le nombró hijo adoptivo en 2007.


Buscas Avila en Avila, romero
y Avila misma en Avila no hallas
viejos arcos, palacios y murallas
la tumba son del viejo lar guerrero.

Aquel orgullo, aquel fervor severo
que libraba del alma las batallas,
la arañita del tiempo entre su mallas
lo apresó con engaño lagotero.

Avila es solo de Avila añoranza;
un Avila a otro Avila ha vencido.
Adaja, solo manso, si fluyente,

de Avila llora su total mudanza:
agua y piedras el tiempo ha ennoblecido
y hunió a la vida tan pesadamente.







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