El 24 de agosto de 2012 se cumplirán 450 años de la fundación por Santa
Teresa de Jesús del Monasterio de San José de Ávila. Este feliz aniversario se
produce sólo tres años antes de la conmemoración de los 500 años de la
celebración del nacimiento de la Santa y supone, consecuentemente, un excelente
pórtico que nos prepara a dicha celebración.
En aquellas casitas transformadas en "monasterio más encerrado", según el
querer de la Santa, se sembraba, así, el germen que daría comienzo a la reforma
teresiana del Carmelo Descalzo que, rompiendo los esquemas de las reformas
comunes a otras órdenes en aquel tiempo, puede ser considerada como una
auténtica fundación.
Teresa narra los avatares de la fundación del Monasterio de San José en los
capítulos 32 a 36 del Libro de la Vida. Llama la atención del lector que,
inmediatamente antes de comenzar el relato, Santa Teresa cuenta su visión del
infierno, experiencia espantosa pero de la que ella obtiene grandes beneficios;
entre ellos "gané también la grandísima pena que me da de las muchas almas que
se condenan […], y los ímpetus grandes de aprovechar almas, que me parece a mí
que, por librar una sola de tan gravísimos tormentos, pasaría yo muchas muertes
muy de buena gana" (V 32, 6).
Aun antes de confesarlo explícitamente unos párrafos más adelante, por tanto,
Santa Teresa pone en relación este deseo de contribuir a la salvación de las
almas con el hecho de la fundación de San José.
La empresa fundacional de San José, que supone el nacimiento del Carmelo
Descalzo, no es ante todo la materialización de un deseo personal de mayor
perfección o mayor seguridad. Como toda empresa evangélica, los cimientos de San
José son el amor a Dios y el amor a los otros. Teresa, como los grandes testigos
del amor de Cristo, sale de su Monasterio "aunque en la casa adonde estaba había
muchas siervas de Dios y era harto servido en ella" (V 32, 9), sale de sí misma,
de sus miedos y sus proyectos, para realizar exclusivamente el plan de Dios,
para vivir, imitando a Cristo, al servicio del Señor y al servicio de los
otros.
La celebración del 450º aniversario de la fundación del Monasterio de San
José, por tanto, debe ser para el Carmelo Descalzo, y también para la diócesis
de Ávila y para todos los creyentes, un momento de gozo y acción de gracias, sí,
pero también una oportunidad de revisar la propia vida, la de las comunidades y
los individuos, para reforzar nuestra fidelidad a Cristo, al Evangelio, y
recrear nuestra existencia cristiana como servicio constante e incansable a Dios
y a los hermanos.
"¡Qué sería del mundo si no fuese por los religiosos!", dice el Señor a Santa
Teresa para animarla a la fundación del Monasterio. Desde hace 450 años, las
Carmelitas Descalzas velan allí y en tantísimos otros Monasterios extendidos por
todo el mundo para dar cumplimiento a la palabra de Dios sobre aquella obra:
"Que se serviría mucho en él, y que se llamase San José, y que a la una puerta
nos guardaría él, y nuestra Señora la otra, y que Cristo andaría con nosotras, y
que sería una estrella que diese de sí gran resplandor" (V 32, 11).
Y ello unidas siempre a sus hermanos, entregando generosamente su vida en la
oración, el sacrificio y el apostolado por lo que se refiere a los frailes.
Hace 450 años, al fundar San José de Ávila, Santa Teresa nos propuso un
camino hacia la felicidad, aquella que consiste en vivir sólo para Dios y para
los otros, olvidándonos de nosotros mismos por amor: "Esta casa es un cielo, si
le puede haber en la tierra, para quien se contenta sólo de contentar a Dios y
no hace caso de contento suyo" (C 13, 7). Demos gracias al Señor en tan feliz
aniversario y supliquémosle no querer más, porque ello nos llevará a perderlo
todo.
Preposito Generale
Descargar la Declaración del Año Jubilar para el Convento de San José en el 450 Aniversario de su fundación
Más información en la web www.sanjosedeavila.es
Descargar el Programa de actividades de la celebración del 450 Aniversario de la fundación del Convento de San José de Ávila
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