29 de diciembre de 2011

La Ciudad de las Carmelitas en tiempos de Doña Teresa de Ahumada

La Ciudad de las Carmelitas en tiempos de Doña Teresa de Ahumada: documentación histórica y gráfica del Monasterio de la Encarnacion de Avila en el periodo de treinta años en el que vivio aqui santa Teresa de Jesús (1535-1562 y 1571-1574).


Como se indica en el subtítulo, es la historia del Monasterio en el que ingresó santa Teresa de Jesús el 2 de noviembre de 1535, y en el que residió durante treinta años. ¿Qué personas habitaban aquí? ¿Qué vida hacían? ¿En qué mundo vivió nuestra santa en este recinto cercado con tapiales de adobe ? Pues mis investigaciones me llevaron a concluir que este complejo urbano que hoy llamamos Monasterio de la Encarnación, por los años de 1535 a 1575 era una pequeña ciudad de las Carmelitas. Lo verán, glosando el título palabra por palabra.
"Ciudad" es un término que en aquel tiempo equivalía a una población regida por el Concejo Municipal, cuyo corregidor era nombrado por el Rey, y gozaba de plenas facultades en los órdenes legislativos, judiciales y ejecutivos. El Concejo se reunía a campana repicada, y tomaba las decisiones correspondientes al gobierno de la ciudad.La ciudad de Ávila temça entonces 1500 vecinos- Pues en este complejo residencial de la Encarnación había mujeres monjas, seglares, niñas, médico, hortelanos, pastores, recaderos en un total de unas trescientas personas, que se regían por la muy magnífica señora priora y la comunidad de monjas profesas de votos solemnes. Su régimen no dependía de ninguna autoridad superior a las deliberaciones tomadas por la comunidad y la priora.
La llamamos ciudad de las "Carmelitas", porque ellas formaban la comunidad como institución titular de los bienes comunes, y de las que dependían todos los moradores.
Y decimos "en tiempos de doña Teresa de Ahumada " porque centramos nuestro estudio en los orígenes de las carmelitas en Ávila y su ubicación en este caserio de la Encarnación durante los treinta años que aquí residió la hija de don Alonso de Cepeda y de doña Beatriz de Ahumada, con el nombre de doña Teresa de Ahumada. Aunque volvió después ya convertida en Madre Teresa de Jesús, en este convento la siguieron llamando siempre doña Beatriz de Ahumada.
Así podemos entender mejor la novedad de la Orden que ella fundó en 1562. La ciudad señorial de largos claustros y ámplias celdas, la cambió Teresa por una casita de vecindad, en la que vivieran unas poquitas en familia, siendo todas iguales. Y en vez de llamar a la principal la muy magnífica señora priora doña y a las demás, vuestras mercedes. a la superiora la llamarían.
Madre y a las otras, hermanas- Todo sería común y, como signo de desprendimiento andarían descalzas y se sentarían en el santo suelo. De aquí nació la Orden de Carmelitas Descalzas, y su primer convento dedicado a San José. (Nicolás Gonzalez y Gonzalez)

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